Bricolage Contemporáneo / La Necesidad

Los cuerpos son lugares de existencia

Jean Luc Nancy


Bricolage Contemporáneo
Autores: Adriana Lauria, Teresa Macri, Pastor Mellado, Buenos Aires, 2005

De Natura (zona alterada)
Curaduría: Mercedes Casanegra, Sala Cronopios, Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, Argentina, 2008




TODAVÍA, Pensamiento y Cultura en América Latina
Artista invitada Matilde Marin, Publicación de Fundación OSDE, Buenos Aires, Argentina, 2009

Lo que tengo frente a mi
Autores: Laeticia Mello y Mercedes Urquiza, Mecenazgo, Buenos Aires, Argentina, 2015



Lo que tengo frente a mí

Creación y dirección del proyecto: Matilde Marín
Entrevistas: Mercedes Urquiza
Texto: Laeticia Mello
Edición: Daniela Muttis
Producción general: Vanesa Trosh
Formato de proyección: mp4
Tamaño: 1920×1080
Sonido: Estéreo
Duración: 7:30 minutos
Buenos Aires, 2015

Concepto del video

Un nuevo paisaje urbano que se abre cada vez más lugar con el crecimiento de las peripecias políticas de las cuales somos remitentes diarios, es el principal interés no sólo de sociólogos, economistas, y antropólogos, sino también de artistas quienes, en el marco de este nuevo contexto, se han ocupado de registrar a través de imágenes, testimonios, y objetos este desarrollo.
En este video Marín propone, ofrecer un espacio en conexión con las artes. Buscando comprender y explicar las actividades desarrolladas por los recuperadores urbanos a partir de entrevistas, videos, actividades y una nueva Serie de fotografías de carros, que posibilitarán un mayor entendimiento para el cruce de estas plataformas socio- culturales.


Proyecto: RECOLECTORES

Concepto:

Cartones y papeles, piolines, ramas, piedras, cintas de embalaje, bolsas, alimentos, líneas en el espacio, son convocados por estos nuevos RECOLECTORES.

Toda la obra se desarrolla como un friso de una de las situaciones urbanas actuales; al presentar este proyecto pienso que lo existente ha superado la representación y el arte debe recuperar la capacidad de preguntarse y transmitir. Por eso me interesan proyectos en contexto.

El proyecto “RECOLECTORES” se compone de fotografías que son parte de un relevamiento que vengo realizando en ciudades de diferentes países de Latinoamérica, España y Vietnam desde el año 2004.

Este proyecto se propone dar cuenta de nuevos códigos y situaciones que se han operado en las ciudades de hoy.

La recolección actualmente es una práctica no feliz pero necesaria y cotidiana en la mayoría de grandes ciudades del mundo; es la forma de recolectar los desperdicios que dejan otros para poder venderlos y transformar esto en comida. 

La obra entonces actúa como una metáfora que recuerda lo que Lévi-Strauss -en el campo de la antropología- denominó “bricolaje”: el hombre primitivo que vive de sus hallazgos y de sus cosechas.

Estas fotos pertenecen a las ciudades de Buenos Aires, Santiago de Chile, San Pablo, Lima, Bogotá, Paranaibo, Hanoi y Barcelona inclusive Manhattan. 

Los RECOLECTORES nos muestran imágenes de fuerte carga simbólica que sustentan en la factura artesanal de su trabajo y esto apuntala el poder estético de una idea, como artista siento que su labor trata ante todo de una cuestión de intensidad.

Sus vehículos recolectores puestos en escena se transforman y comentan, casi mejor que de cualquier otra manera, la relación entre el ser (artista) y el hacer (artístico), esa todavía sorprendente indiferenciación, que amalgama en el acto creador, objeto y sujeto.

Matilde Marín
Buenos Aires, 2005

Un refugio para la tempestad

Hoy día, son pocas las veces que nos dejamos sorprender por un carro colmado de cartones y botellas de plástico plegadas fuera de nuestras casas. Tampoco nos llama la atención ver un hombre o mujer empujando con todas sus fuerzas lo que pareciera ser un manto de protección y esperanza móvil. Ya no los observamos con aquellos ojos de tristeza y decepción con los que nos deteníamos allá por el 2001 cuando comenzó la crisis que sobrevino con importantes consecuencias sociales y morales, perdurando durante los próximos años. 

Hoy, reconocemos a esos hombres y mujeres como trabajadores, como una nueva figura que consiguió insertarse en el sistema económico, a partir de una elaborada trama de actividad de disposición de residuos, en la actualidad reglamentado por Ley de Higiene y conocido bajo el nombre de recuperador urbano.

Pero es importante recordar aquel extenso proceso surcado por múltiples cambios.

En el marco de un país inmerso en la inestabilidad económica, el fenómeno del corralito, la inflación y feroz recesión; el trabajo de recolección brindó una posibilidad de ingreso y refugio al desempleado y la figura del indigente quien evoluciona en un trabajador capaz de comercializar desechos a través de un código de distribución.

En este contexto, muchas de las personas que se ocupaban en distintas actividades u oficios en un circuito informal laboral, comenzaron a volcarse hacia el trabajo de la recolección. Esto resultó posible debido al fácil acceso y rutina que supone recolectar materiales, una actividad que no requiere un capital económico inicial y que es posible emplazar en cualquier momento. La recolección entonces, se convirtió en una estrategia de supervivencia.

Este proceso despertó el interés y financiamiento por parte del Gobierno de la Ciudad, también de diferentes empresas, organismos estatales y actores sociales que posibilitaron la transformación de una actividad marginal en una actividad social, productiva e integrada a nuestro sistema económico.

Este nuevo paisaje urbano que se abre cada vez más lugar con el crecimiento de las peripecias políticas de las cuales somos remitentes diarios, es el principal interés no sólo de sociólogos, 

economistas, y antropólogos, sino también de artistas quienes, en el marco de este nuevo contexto, se han ocupado de registrar a través de imágenes, testimonios, y objetos este desarrollo.

Entre ellos, se ha destacado el discurso plástico de la artista Matilde Marín. Una profesional de gran trayectoria en el campo de las artes visuales, reconocida por sus fotografías, foto performances y videos, disciplinas a las cuales se dedica con exclusividad desde hace más de 20 años en su estudio en el barrio porteño de San Telmo, perteneciente al Distrito de las Artes. Marín ha dedicado buena parte de su carrera al desarrollo de ambiciosos proyectos educativos, seminarios, clínicas y talleres para artistas, en diversas Universidades de Argentina, Santiago de Chile, Colombia, Brasil, Puerto Rico, Barcelona, Estados Unidos y Japón; donde generosamente ha compartido sus prácticas y saberes.

El proyecto que nos ocupa, no es la excepción. Marín propone a través de él, ofrecer un espacio en conexión con las artes. Buscando comprender y explicar las actividades desarrolladas por los recuperadores urbanos a partir de entrevistas, videos, actividades y una nueva serie de fotografías de carros, que posibilitará un mayor entendimiento para el cruce de estas plataformas socio- culturales.

El hombre vive de sus hallazgos y sus cosechas

El primer trabajo de Marín vinculado a la figura del cartonero fue su Serie Bricolaje Contemporáneo (2002-2014), un proyecto que toma el nombre a partir del concepto abordado por el antropólogo Lévi-Strauss en su obra El pensamiento salvaje (1962). El autor designa el término bricolaje como la construcción de lo que le permite al hombre, en el alcance cercano, un modo de comprender y controlar la realidad circundante.

El texto propone una reflexión sobre los patrones característicos del pensamiento mitológico y afirma que el hombre en el acto de la recolección, utiliza los materiales disponibles en su entorno, con el fin de resolver nuevos problemas; el hombre del pensamiento Lévi-Straussiano vive de sus hallazgos y cosechas. 

Marín re significa el concepto de bricolaje y lo actualiza proponiendo a su vez, que el hombre contemporáneo vive también de los hallazgos, pero de una recolección y reciclaje urbano. 

Este pensamiento impacta en el concepto de su obra, y la convierte en protagonista de video performances y fotografías, donde ejecuta un acto de recolección en esta ciudad de supervivencia como documento social.

En la Serie, Marín acoge en sus manos, panes, cartones, frascos de vidrio, bolsas, ramas y alimentos como un bricolaje urbano.

La metodología de trabajo para estas imágenes es significativa para la construcción de la narrativa. La artista parte de bocetos y registros que se organizan bajo un guión que indica el relato y el carácter técnico de la toma. 

La artista encuadra y define, durante el proceso, cada fragmento que conformará la narración. Los retratos se delinean sobre un fondo negro creado a partir de efectos de oscurecimiento periférico y acentuación de la iluminación que bañan y destacan las manos que contienen los objetos realzando el poder estético, logrando conservar en tiempo real la propia acción de la recolección.

Marín ejecuta entonces, como símbolo y reflexión de lo que ha observado bajo la poesía del bricolaje:

“…Lo propio del pensamiento mítico, como del bricolaje en el plano práctico, consiste en elaborar conjuntos estructurados utilizando residuos y restos de acontecimientos. Odds and ends, diría un inglés, o, en español, sobras y trozos, testimonios fósiles de la historia de un individuo o de una sociedad…”  Claude Lévi-Strauss, “La ciencia de lo concreto” 1962.

El carro de mano: sustento y amuleto

Argentina, Colombia, Chile, España, Camboya y Vietnam son algunos de los sitios donde Marín ha documentado el creciente protagonismo de los carros de mano bajo las particularidades de cada contexto social. Para ello, la artista recorre exhaustivamente las ciudades, buscando las huellas y rutas de los recolectores en su afán de sustento.

A partir de esta investigación, Marín comienza en el año 2002 la Serie La Necesidad, la cual continúa desarrollando hasta la actualidad enmarcada en un «work in progress».

En esta Serie, la figura del cartonero y su carro de acarreo son la temática central en una cuidada selección de fotografías donde la artista busca aislarlo del rol marginal al que es asociado recurrentemente.

En estas fotografías, los carros o vehículos reacondicionados para cumplir la función de traslado, se transforman en elementos de una estética y carga simbólica inusual.

Marín observa que sus usuarios los objetualizan, ornamentan y re significan, otorgándoles un valor totémico. Tal hecho convierte a los carros no sólo en móviles funcionales, sino que también se convierten en ¨tesoros¨ de la ciudad llenos de identidad.

En este trabajo de gran desarrollo y arqueología urbana, Marín explora la frontera entre el espacio de arte y el espacio de lo no-arte como una poética de reunificación social; permitiendo una 

profundización, interés y reconocimiento del rol de los recuperadores urbanos dentro del campo cultural y artístico.

Laeticia Mello
Fragmento de la publicación
“Lo que hay frente a mi”
Barcelona, 2015