por Manuel Neves
Montevideo, marzo de 2005
Qué estaremos dibujando a través de nuestras formas de vivir.
Perejaume
La obra de Matilde Marín trata sobre la memoria, sobre su preservación y sus formas simbólicas de representación. Esa memoria cultural, social, afectiva y emocional es rescatada y edificada con huellas que la artista selecciona, recolecta o recrea, de un pasado histórico universal o de un presente personal. La artista utiliza la huella como un patrón cultural que la relaciona con el pasado que considera como propio. Centrando su actividad en la permanente búsqueda por unificar, reunir y conectar esta memoria que se presenta fragmentada y dispersa.
En la obra de Marín, la elección del medio plástico tiene un sentido primero conceptual y después estético, logrando siempre un equilibrio entre ambos, pero nunca partiendo desde una forma plástica. El grabado, en su forma tradicional, puede ser visto como una marca o una huella producida en una matriz que posteriormente se reproduce sobre otras superficies. El grabado se presentó a la artista no sólo como un terreno fértil para la investigación sino como una técnica que conceptualizaba esa idea de conservación de una huella, huella que a su vez es transmisora de una determinada memoria que la artista intenta ordenar primero y conservar después.
Todas las huellas que el artista utiliza para recrear y conservar esa memoria histórica o inmediata, tienen las características de los índices
Cuando en la serie Fragmentos integra a sus obras fragmentos de cerámicas o restos fósiles de origen americano – o después agregado de textos fundamentales para la cultura americana, como el Popol Vuh – la artista diferencia una historia universal de una historia americana propia utilizando no símbolos de esa cultura sino algunos índices seleccionados. “El significado de esta obra se centra en la mera instalación de una presencia por medio del índice”: esa presencia es el signo que restaura y repara una memoria, que el artista éticamente necesita conservar.
En esa restauración, a modo de un gran flash back, la artista ha trabajado y evolucionado desde un pasado histórico universal a un presente personal, comenzando con el grabado pero siguiendo con libros de artista, escultura, instalación, fotografía y por ultimo video. Esa evolución temporal acompaña una inevitable evolución técnica, en el sentido que la artista va abordando diferentes medios en la medida de sus necesidades. Por eso, su obra debe ser entendida como un Corpus que evoluciona temporalmente en la medida que su discurso evoluciona históricamente.
La obra en video
La necesidad de la artista de trabajar con video responde a dos razones fundamentales que no la separan de la esencia de sus trabajos anteriores. La primera es la inmediatez del registro de una realidad contemporánea, que un medio como el video permite; la segunda es el potencial narrativo que el medio tiene y que la artista utiliza de la misma manera que en su trabajo fotográfico de los últimos años. No es casualidad que la artista trabaja con estos dos medios en paralelo. Marín intenta capturar imágenes fugaces y efímeras que sirvan como emblemas de la transitoriedad humana. Estos fragmentos narrativos definitivamente rescatados servirán para reconocernos, primero como en un espejo, y después para construir esa memoria peligrosamente errática. Esa necesidad de conservación no es muy distinta a la anterior y responde a una actitud ética ante un presente dinámico, impersonal y esquizofrénico. Un presente que primero hay que reconocer en su complejidad para después poder reparar.
Esta serie de videos también se pueden interpretar como posibles autorretratos surgidos de retratos colectivos, demarcados y definidos por una contingencia determinada. Las miradas en Travesía se pueden ver como un espejo donde se refleja la artista, pero también donde nos reflejamos nosotros. En Bricolaje Contemporáneo la artista recolecta, como también hacía en el pasado, lo que se necesita para sobrevivir pero también lo que no, eso transformándose inevitablemente en una penosa carga en el devenir de nuestras vidas.
Últimos trabajos en video
En Travesía, realizado en octubre del 2002, la artista construye una metáfora en múltiples niveles sobre las trayectorias vitales y sus peripecias: las miradas anónimas que dialogan e interrogan el presente; un viaje, una estación, el tránsito, los no-lugares, esos que la artista fotografía y presenta como imágenes que representan cartografías humanas, índices vitales. La coloración gris y casi monocroma arma un clima brumoso y atemporal, presente también en sus fotografías que sirven para completar esa posible metáfora sobre el presente, su relación con el pasado, y la posibilidad de un futuro como consecuencia de estos dos. Un profundo e incómodo dramatismo sobrevuela toda la obra. En la existencia que tenemos, y que también construimos, está la clave: esas miradas, nuestras miradas, no son sólo ejemplos de vulnerabilidad sino también de dignidad.
En El Día de Karina, esa memoria que construimos a través de trayectorias vitales es ejemplarizada por el trabajo realizado por un individuo que la artista rescata de la multitud para construir una metonimia sobre las travesías vitales y también sobre la realidad donde se desarrollan. Este ser humano no es un ejemplo cualquiera: es una mujer que realiza una actividad para sobrevivir en una realidad adversa, actividad que se parece más a un ritual de celebración de los misterios de la vida que a un esclavizante trabajo. Viendo este moroso trabajo desarrollado por Karina, uno no puede dejar de pensar en los poemas del poeta español: “ Yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse” Con una extrema austeridad formal, Marín evita cualquier efecto que instaure un clima dramático. Al contrario, la belleza de la acción ejecutada por Karina nos abstrae y relaja. Esta acción, este momento es, al decir de Helio Oiticica, un “momento ético”, un callado acto de rebeldía sutilmente feminista.
En Bricolaje Contemporáneo, esa visión femenina de la vida y de la realidad que siempre estuvo presente en la obra de Marín es llevada mas adelante, es profundizada en lo que es sin duda su obra más densa realizada en video hasta el momento, que conceptualmente condensa toda su obra anterior. Los recorridos vitales se transforman en los recorridos de una mujer que es individual y a la vez universal. La recolección como metáfora de la búsqueda de conocimiento y al mismo tiempo como actividad necesaria para sobrevivir: estas dos actividades necesariamente unidas conforman una dialéctica de vida y muerte, de conservación y corrupción, de luz y oscuridad. Todo lo que cargamos en nuestras vidas no es siempre imprescindible o positivo. Todo lo que creamos no es siempre necesario. También somos responsables de lo otro, de lo que ocultamos. En un mundo de una frivolidad paralizante, esta profunda reflexión sobre la responsabilidad y la ética es necesaria para que el arte sea una actividad profundamente humana, tan necesaria como otras.
Ramas Flotantes es el último de sus trabajos en video, realizado en septiembre del 2004 y rodado en el sur argentino, lugar donde la artista se siente conectada personalmente y afectivamente. Evitando el registro performático que caracteriza sus obras anteriores, opta esta vez por el registro documental de la naturaleza en su sentido más abstracto. La artista arma un collage visual que funciona paralelamente con sus trabajos de la década de los ochenta y que también se puede entender como una metáfora a sus orígenes vitales y por extensión artísticos. Este trabajo, uno de los mas cortos en duración, podría proyectarse en forma indefinida como un gran collage en movimiento. Su ritmo lento y moroso, característico en la obra de Marín, es reforzado por el movimiento abstracto del agua. Sin duda, esta obra no puede dejar de conectarse con el trabajo anterior de la artista, creando una circularidad en su obra y en los conceptos que viene trabajando hace varias décadas. Un eslabón más en la construcción de una poética que surge de una obra que se edifica con la elección de unas estética y técnica adecuadas para reflexionar sobre conceptos fundaméntales. Como dice Antonio Pizza
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