EL HOTEL BOGOTÁ EN BERLÍN
O LA SUITE BOGOTA BERLIN
El Hotel Bogotá, situado en Berlín Oeste a siete km del centro de la dividida ciudad, fue durante el Siglo XX un símbolo histórico que muchos huéspedes y habitantes de Berlín no han podido olvidar.
En sus primeros años fue una inmensa casona de exquisita arquitectura ecléctica, construida en Berlín en 1911. Y antes de servir como sede del hotel ya había sido epicentro de los mejores y peores momentos de la historia del siglo XX.
Al comienzo fue un edificio de apartamentos habitado por figuras ilustres, el periódico alemán Vossische Zeitung ofrece detalles de las grandiosas fiestas que daba en esa casa el empresario y coleccionista de arte Oskar Skaller en los años ‘20, bailes amenizados por el clarinetista Benny Goodman a los que asistían personalidades como el pintor impresionista Max Liebermann.
En 1934 el quinto piso se convirtió en residencia y taller de la fotógrafa judía Else Ernestine Neuländer -llamada Yva- fotógrafa de modas, desnudos e imágenes surrealistas.
En el loco Berlín de los años ‘30 Yva dejó su casa-estudio a Helmut Neustädter quien más tarde se cambiaría el apellido por Newton y se convertiría en uno de los fotógrafos de modas más reconocidos del siglo XX; muchos de sus proyectos fotográficos para Vogue de Londres fueron inspiración en la casa-estudio de Yva.
En la misma época también frecuentaba este lugar una exalumna de la Bauhaus. Yva le dejaba el estudio libre, a fin de que invitara a amigos, bailaran jazz y bebieran mientras se tomaban fotos unos a otros. Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial, Yva fue llevada y asesinada en un campo de concentración.
Con la inmensa, exquisita e histórica casa sin dueños, el mando nazi se instaló en ella y fue ocupada por Hans Hinkel, director del Ministerio de Cultura del Tercer Reich.
Luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, los aliados británicos convirtieron la casona en sede de la oficina “para la desnazificación” de germanos capitalinos y posteriormente, como sitio predilecto de reuniones intelectuales británicas durante el comienzo de la Guerra Fría.
Finalmente el destino le tenía reservada una última carta a este hermoso y ajetreado edificio, una última vuelta que le daría la posibilidad de ser admirado y disfrutado de manera plena nuevamente. Después de su exilio en América Latina, Heinz Rewald regresó a Alemania en 1964. Alquiló el edificio, lo convirtió en hotel y lo llamó “Bogotá” en tributo a la ciudad latinoamericana que lo había recibido de forma tan cariñosa y salvado del Holocausto nazi.
Ya como hotel se destacó nuevamente y tuvo una vida intensa, en los ’60 se constituyó en un lugar a “llegar” en Berlín del oeste. La música y las artes comenzaron a estar presentes, alternando con huéspedes que se alojaban para vivir ese ambiente “diferente”. Muchas estrellas de rock solicitaron hospedarse en él, dando conciertos en la sala donde la exalumna del Bauhaus danzaba y hacía fotos con sus amigos en los lejanos años ‘30.
En el año 2010 me alojé en ese excéntrico e inusual Hotel con motivo de la exposición “Realidad y Utopía”, Argentina’s Artistic Road to the Present, que tuvo lugar en la Akademie der Künste de Berlín, con la curaduría de la argentina Diana Wescheler. Un grupo de artistas fuimos invitados al montaje de nuestras obras y al coloquio que se desarrolló en esos días en la Akademie. Llegué a ese lugar una noche bastante fría de un inicial otoño y pasé varios días en esa ciudad. Al entrar al Hotel me sorprendió la sensación de encontrar en algún sillón de la sala a Marlene Dietrich o Igy Pop. Imaginaba que podía ver a Marlene Dietrich fumando sentada en los sillones algo gastados y dejando caer la ceniza en las guías de los antiguos ceniceros. Las cabinas telefónicas de los años ‘30 estaban muy bien conservadas y las habitaciones muy austeras con un muy discreto confort. Me sorprendieron las instalaciones de arte en los patios internos y la hermosa exposición de fotografías del artista alemán Manfred-Michael Sackmannen en la sala principal. Todas las fotos que componen esta suite fueron tomadas en esos días, no medité realizar ningún proyecto de arte solo disfruté fotografiar ese extraño e intenso lugar, pero su recuerdo quedó en mí y finalmente presento esta Suite que trae al presente ese viaje a Berlín.
Durante el año 2013 cientos de artistas, periodistas, escritores, fotógrafos y arquitectos berlineses comandaron una férrea iniciativa de publicaciones y recolección de firmas en defensa de la conservación íntegra de la casona pero, finalmente después de 49 años ininterrumpidos de funcionamiento, el Hotel Bogotá cerró sus puertas y fue demolido; el hermoso y simbólico edificio permanece en el presente.
Matilde Marin
Buenos Aires 2017