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Pangue, Festival de Video Arte
22 de marzo de 2025, 17 H
Región de Valparaíso, Chile
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Libro de Artista
Objeto de sí mismo
Matilde Marín / Natalia Silberleib
Segunda edición, 2024
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Rio Frío
Edición y sonido: Julia Sánchez
Tamaño: 1920×1080
Sonido: Estéreo
Duración: 4´
Registro: Filmado en la Reserva Natural Los Alerces, Chubut
Buenos Aires, 2008
No demasiado lejos
Edición: Daniela Muttis
Sonido: Nicolás Diab
Tamaño: 1920 x 1080
Sonido: Estéreo
Duración: 4’
Buenos Aires, 2005
Proyecto atmósfera. Las formas del fin
Edición de texto: Sang Min Lee
Edición y cámara: Daniela Muttis
Grabación y edición de audio: Nicolás Diab
Fotografía fija: Matilde Marín
Cabo Vírgenes, Estrecho de Magallanes, Santa Cruz, 2005
Las obras de Matilde Marín evocan formas de paisajes que podrían ser imaginarios, pero también alterados y manipulados por la actividad humana, podrían situarse en Venezuela, Suiza o los Estados Unidos, todos los lugares donde ella ha vivido y trabajado como artista.
Actualmente ella vive y trabaja en Buenos Aires, Argentina. Mientras que los paisajes están cambiando eternamente para Marín es la intensidad y la velocidad radical de ese cambio, y la largamente inobservada naturaleza de ese cambio que sirve de punto de partida para su reciente práctica artística. Marín se posiciona en relación al paisaje como una testigo silenciosa. Sus obras de foto y video – capturan distancias, un silencio aparentemente eterno en medio de esos paisajes que ella reconfigura en arte, expresando este sentido de sí misma en medio de un aparente vacío del ser y de los otros ya sea como una serie de foto-obra secuencial o como documentos singulares, así también se plantean los videos que le han merecido reconocimiento internacional.
Como arte, estas obras son una experiencia de reconstrucción a las que Marín se refiere como “la poética de lo real». En realidad, es lo físico en el microcosmos o el macrocosmos que provoca una energía universal y que se manifiesta en todo el mundo, en la naturaleza, en nosotros mismos cuando estos fragmentos de visión se transforman en una experiencia al que conscientemente llamamos paisaje.
Los matices en las fotos son el paralelo de las sutilezas existentes en estos ambientes de la vida real.
Marín dice:
«Mi más reciente obra es un viaje por el río Rivadavia en el sur de Argentina, el cual está preservado por lo tanto mi obra es un registro de lo que debería seguir existiendo. Creo que este es el momento para tomar conciencia de nuestro medio ambiente y de las formas de evitar su destrucción. Lo llamó el tiempo de la sensibilidad, pero a veces estoy de acuerdo con el filósofo Guatari, siento que esta posibilidad es muy difícil de alcanzar.»
Mientras estas obras podrían compararse a varios fotógrafos Norteamericanos tales como Ed Burtynsky, Mark Ruwedel, o David Maisel por la austeridad de los espacios que documentan, las obras de Marin tienen un claro acento Sudamericano, por lo que apenas distan de ser un documento en bruto puro hacia una poética de espacio, lo cual es cautivante. También une la imagen a un vocabulario gestual que es íntimo, encantador e internalizado aún cuando la evidencia es externa y extemporal.
Muy visual, el arte de Marín usa la distancia que tenemos desde un tema para engendrar un sentimiento acerca de lo que realmente es el paisaje o como puede potencialmente ser concebido.
Estas obras son ciertamente sobre la naturaleza, pero la naturaleza aquí se convierte en un hito, una presencia que todo lo consume, como lo fue para Ansel Adams, por ejemplo. El artista es un testigo itinerante de todo infundiendo lo que no está ordinariamente registrado o encapsulado en forma de arte o video.
Itinerarios, producida por Marín en varias áreas de Sudamérica, abarca grandes zonas despobladas que son transversales y desacomodadas, finalmente intensas en su belleza,
Estos no son los paisajes que buscamos sino los que llaman a la contemplación. ¿Quién es testigo de que? ¿Y cuándo y dónde están estos lugares? ¿Son en última instancia el producto de una conciencia, de una estrofa histórica reformulada infinitamente en sí misma?
Ya que percibimos una aparente eternidad arcaica en esta obra, llegamos a cuestionar lo que la evidencia verdaderamente es o puede potencialmente ser. Los ambientes entonces se transforman en pasos que nos sobrepasan y aún trascienden nuestra presencia humana.
John Grande
Ottawa, Canada, 2008
Anónimo y como una nómade, Marín se traslada a diferentes ciudades y pueblos del mundo en búsqueda de las culturas que darán origen a su obra.
Siete años atrás, la artista comenzó a tomar fotografías de los paisajes que surcaban suelo Latinoamericano. Algunas veces a pie y otras sobre transportes públicos; Marín afrontaba una nueva travesía entregada absolutamente a la infinitud espacial interesándose por la captura del horizonte, un objetivo sublime ampliamente explorado, pero de difícil acceso físico.
Estas franjas de inagotables atmósferas, líneas y fugas de luz que se posaban sobre el propio continente ferroso y cargado de textura; se convirtieron en imágenes que capturaban un momento efímero que comenzó a acercar a Marín al concepto de la belleza en el paisaje y sus límites.
Algo que inició como una bitácora de viaje, se había convertido en el objeto de estudio al cual Matilde dedicó amplias Series y textos en la búsqueda de revelar las múltiples formas y fenómenos a los que nos enfrenta la experiencia de la infinitud de nuestro entorno.
La exposición Una línea Continua – Temas sobre el paisaje reúne la serie de horizontes sucesivos en blanco y negro de estos fragmentos que se fueron sucediendo como pedazos de continente y Marín fue tejiendo en un registro casi documental de la belleza inabarcable que se desprende de estos territorios.
Los cinco itinerarios que se presentan en esta exposición son exhibidos sucesivamente buscando aprehender y desplegar un horizonte continuo con el cual se nos presenta el paisaje en toda su vastedad.
Cada uno, es único en su presencia: cimas perpendiculares, cortes y ángulos rocosos en contrastes de tonalidades se enfrentan con la aparente liviandad del cielo donde la artista reflexiona sobre la imposibilidad del registro de este fenómeno óptico sólo perceptible a partir de la refracción atmosférica del crepúsculo.
La propuesta curatorial comprende dos núcleos de recorrido acompañando los itinerarios fotográficos.
Por un lado, se presentará una instalación con horizontes de humo con apoyo teórico de textos compilados por J. E. Burucúa para la publicación Cuando divise el humo azul de Itaca; y por otro lado, un núcleo documental antológico con piezas históricas de las Series Juego de Manos y Bricolage Contemporáneo que evidencian la estrecha relación entre el arte y la vida, tan presentes en la obra de Marín, donde su cuerpo es vehículo de sus concepciones estéticas, a través del acto creador-objeto y el artista-sujeto en un verdadero compromiso social e ideológico.
La exposición plantea como concepto central, la documentación de diversos paisajes retratados en formato panorámico, donde la artista busca capturar la vastedad atmosférica de la naturaleza incitando al espectador a reflexionar sobre los propios límites representacionales de lo sublime del horizonte.
Las obras evidencian situaciones donde la propia artista es testigo de apacibles atmósferas, tempestuosos cielos y un inmenso humo negro que se desprende de la tierra, como registro de la belleza inabarcable que rodea nuestra propia humanidad.
Laeticia Mello
Barcelona, 2014